A mis 42 años

BY joan IN No comments

Ayer en una serie de TV3, el protagonista de 18 años le dice a un compañero: ¿me gustaría hacerlo con una vieja de 40 años?.... 

 A MIS 42 AÑOS….

 Una de las muchas satisfacciones que te da el trabajo de maestro (y de hecho todas las tareas del mundo) es la posibilidad de aprender cada día. Muchas veces todo hay que decirlo que muchas formaciones, charlas, libros o conferencias te dejan igual, o incluso peor de lo que estabas. La edad, la experiencia o las ganas de aprender que uno tiene, hace que desde hace unos años (menos de los que me gustaría) mi predisposición cada vez que tengo que asistir a una charla formativa haya cambiado. Desde un ir por obligación, un ir sin ninguna expectativa, un ir mirando el reloj y pensando cuándo acabará, he pasado a tener las puertas abiertas para dejar de entrada entrar todo lo que escucharé. Este cambio de chip,pero ha tenido alguna que otra desventaja: ha provocado que muchas veces tenga que hacer un ejercicio rápido para sacar todo lo que algunas veces ha provocado alguna charla inadecuada, inútil y poco aplicable a mi día a día en la escuela. 

¿Que ha provocado este cambio de actitud o predisposición? 



     Un primer motivo que cualquier psicólogo de postín daría sería otorgarlo a la MADUREZ EMOCIONAL. En concreto cuando hablamos de madurez emocional nos estamos refiriendo al hecho de que una persona en cuestión cuenta con un pensamiento y una conducta, tanto sobre sí misma como sobre el resto del entorno, que indiscutiblemente la alejan de cualquier tipo de actitud que se pueda definir como infantil. ¿Lo hace esto la edad física de cada uno? ¿Ya no soy un joven, soy un hombre maduro? ¿Aplicada al ámbito laboral, podríamos decir que antes yo era una persona infantil en el trabajo? ¿Qué me despreocupa por mi formación porque era inmaduro? No me convence en exceso esta solución a mis dudas, siempre he considerado mi labor como educador no como algo banal y mucho menos infantil. 

       Otro motivo podríamos achacarle al poseer más ámbitos de la vida donde focalizar los interés aparte del laboral: Ocio, fiesta, deporte, aventura, viajes… que la edad lo lleva impregnado en su adn y que no deja espacio para otro tipo de intereses que no sean los meramente atractivos por la edad. 

     También, buscando en los recodos de la reflexión he encontrado otro motivo más, por el cual puede haber llegado este cambio. En este humilde blog ya ha deambulado en manera de entrada: el hecho de ser padre. Este motivo te da suficientemente peso para poder hacer realidad esta máxima: Educa a tus alumnos cómo te gustaría que educaran a tu hijo/a. Y es indispensable formarse para poder llevar a cabo esta realidad. 
      Vayamos con otro motivo más: La experiencia acomulada por los años, contemplar como los alumnos a pesar de tener la misma edad que los de hace diez años ya no son iguales, que sus gustos, sus intereses, sus motivaciones son distintas y que lo que aplicabas a los primeros, ya no sirve a estas generaciones, esa sensación, te obliga a buscar otras metodologías o maneras de enfocar tus clases. Y aquí entra la necesidad imperiosa de formarte.
      Finalmente también puedo atribuirlo a la repercusión de las redes sociales en mi vida, concretamente el Sr Twitter ha entrado para quedarse. Conocer nuevas maneras de educar, reflexiones, críticas a lo establecido, palpar que el cambio educativo es indispensable eso conlleva y conduce hacia la conclusión que una formación permanente es indispensable y urgente al mismo tiempo 

      Estos pienso que son motivos suficientes para seguir día a día aprendiendo, acudiendo a los pozos de la formación: Cursos, charlas, debates, lecturas, redes sociales con una actitud “madura” de acogida, observación, seducción, asombro, ilusión …...

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