Puertas abiertas como profesores

BY joan IN No comments

La formación permanente del profesorado sigue estando en el punto de mira de mi reflexión educativa. No consigo entender esa gran facilidad que tienen algunos docentes por olvidarse de ella. Nos es muy fácil caer en tópicos a la hora de justificar los malos resultados de los alumnos o la poca motivación o la ausencia de trabajo fuera de la escuela y incluso dentro. Y es mucho más complicado hacer ejercicios de autocrítica para buscar los verdaderos motivos de esta crisis en el sistema educativo. 
       Es evidente que hay que buscar las razones de esta “crisis educativa” en una cada vez más alejada conciliación familiar y laboral, que impide a muchas familias ejercer el rol de primeros educadores de los niños y niñas, cabe rebuscar en los recortes que la administración pública ejerce en la educación pública y concertada, pero también no nos olvidemos, hay que bucear en la motivación intrínseca de cada equipo directivo, cada claustro y cada profesor para determinar si esta situación podría ser reversible o depende de circunstancias alejadas de poder solucionarse. 
       Es nuestro deber como profesionales no quedarnos con los brazos cruzados esperando tiempos mejores, tenemos una materia prima delante nuestro cada día que merece ser tratada como el mayor de los tesoros. Por eso por mucho que nos cueste admitirlo, por mucho que nos cueste asumirlo, hemos de poner de nuestro propio interés para sacar adelante este cambio en la educación. Que bonito sería que por arte de magia, un día se presentase els inspector de zona, el conseller de turno o el ministro para darnos a cada docente dos años de tiempo para formarnos, para reciclarnos, para investigar sobre cómo cambiar, para motivarnos, para descansar del ajetreo de clase… pero desengañemonos o muchísimo cambia el panorama actual o esto dudo que se pueda realizar en un futuro cercano en el tiempo. 
       Si creemos en que hay que cambiar las cosas (sólo si partimos de una creencia real) entonces no nos queda más “narices” que invertir tiempo libre en la autoformación.
     No entra en mi limitado cerebro aquel razonamiento de algunos docentes que dice: Yo no me llevo nunca trabajo para casa, en casa desconecto de todo lo referente a la escuela. No se trata de no tener tiempo libre, no se trata de no desconectar, no se trata de ser un adicto al trabajo, se trata de ser un responsable, un coherente con tu quehacer profesional. Se trata simplemente de ser consciente que si de verdad creemos que algo hay que cambiar, hemos de empezar a hacerlo nosotros. 

    Por eso hoy, querido lector, vengo a ofrecer una mágnifica oportunidad de formación para todos vosotros. No, no vengo a vender ninguna metodología brillante, no vengo a hablar de aquel recurso Tic impresionante, no vengo a recitarlos de memoria la charla del gurú educativo de moda o las nuevas construcciones arquitectónicas que se están haciendo en algunas escuelas mediáticas. Quiero hablaros de algo tan elemental, tan básico y tan gratuito que quizás más de uno acabará aquí la lectura de este artículo: La visita como profesores a las puertas abiertas de las escuelas. 




   Ahora que empiezan las visitas de las familias a escuelas públicas y concertadas del barrio, de la ciudad o del pueblo para atraer a futuros “clientes” de cara a la matriculación del próximo curso, no estaría mal que como profesores hiciéramos un vistazo a lo que ofrecen estas escuelas. Y verlas con ojos de profesionales, no para juzgar, no para criticar, no para envidiar, sino por algo muy elemental: Para aprender, para conocer, para tomar ideas de funcionamiento, criterios de programación, criterios de evaluación, ofertas a las familias. 
    Recuerdo gratamente mi periplo por todas las escuelas del barrio donde vivo, para decidir dónde llevar a mis hijos. Fue un periodo de tiempo donde aprendí cosas que después he aplicado en mi centro, y también desechar otras que hacía y que a ojos de un padre no estaban bien. Ahora creo que puede ser un buena manera de seguir formando mi experiencia con nuevas visitas a los centros. Porque los maestros solemos ser muy recelosos de lo que pensaran nuestros compañeros de nuestra manera de hacer, nos ponemos nerviosos cuando nos sentimos observados,tenemos la percepción de sentirnos atacados ante cualquier insinuación… ¿por qué no romper con todo esto? ¿Os imagináis unas puertas abiertas para profesores? si, alguien me dirá que esto ya existe en ciertas escuelas de “moda” pero yo me refiero a verdaderos intercambios de impresiones, a visitar un centro y a hablar con los maestros, a bucear en sus metodologías y a sus maneras de afrontar los quehaceres diarios. 

   Pero como esto de momento es una quimera limitemonos a hacer lo que ahora está en nuestra mano. ¿Por qué no hacer un plan de visitas? pensar que escuelas se pueden visitar y dividirlas por las personas que somos en el claustro, o en el equipo directivo. Y luego hacer una puesta en común de lo visto…. 

    Pero claro, eso significa perder el tiempo de un valioso sábado o domingo por la mañana (caso de los concertados) o alguna tarde entre semana, pero si cambiaramos el término “perder ” por el de “conocer” quizás el tiempo nos parecía bien aprovechado.

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