A las cinco en punto.

BY joan 8 comments

Todo maestro, aunque haya niños y niñas pequeños que alucinen con ello y haya algún que otro alumno mayor que lo dude, tenemos otra vida fuera de la escuela. Una vida envuelta en diferentes capas de cebolla: Familia, amigos, ocio, salud… que hace que algunas veces (pocas, por lo que el ritmo frenético exige) estas vidas se mezclen en el recinto escolar. No es mi intención en este artículo revindicar la importancia de esta vida fuera del recinto escolar, solo quiero hacer una reflexión, sobre lo que en estos años de docencia observo, y que cada vez (debe ser cosa de la edad ) me parece visible en algún tipo de maestros. 


     Hay docentes que tienen la habilidad de tener más de dos ojos y más de dos manos ( y no se trata de ninguna mutación genética o experimento de laboratorio): Tienen más de dos manos porque son capaces de dar clase y atender al mismo tiempo a los alumnos y preparar abrigo, cartera y demás para estar a punto de salir en cuanto los alumnos/as pisan la puerta del colegio. Tienen más de dos ojos porque son capaces de estar pendientes de todo el ajetreo y toda la dinámica que comporta un final de clase y al mismo tiempo recoger portátil, libros, y demás para salir por la puerta al mismo tiempo que ellos. Que si, que el horario laboral de un maestro dice que acaba a la misma hora que el de alumno, que sí, que todos debemos tener unas ganas locas de abandonar “la prisión” en busca de nuevos aires y cierta libertad, pero dejarme que diga en voz alta que el paso de los años, la madurez supuesta que empiezo a tener (al menos el DNI empieza a dar muestras y pruebas de ello) me hace llegar a la conclusión que quizás esto no debería ser así: Expongo mis humildes motivos:

 La clase recogida: Alguien me podrá decir que esto ya debería quedar estipulado dentro del horario y que los alumnos deberían dejar el aula de manera que esta quedara ordenada, que esto es un hábito que se ha de transmitir a los alumnos, ¿pero cuántas veces esto no es posible por la vorágine de la clase? ¿cuántas veces preferimos que los alumnos acaben una tarea porque es necesaria o porque (si, también esto puede pasar) les apasiona y no quieren dejar de hacerla? ¿Cuántas veces como profesor no tienes tiempo de recoger tus cosas porque estás atendiendo las dudas de una alumna o te interesas por los planes de otro alumno…? 

Momento de Reflexión: Que ideal sería que todo maestro llevara un seguimiento de sus clases en forma de diario personal o haciendo una metáfora marina un cuaderno de bitácora y al acabar la clase recogiera en ese diario o cuaderno sus reflexiones de la clase dada, anotara sus puntos fuertes, lo que ha ido genial y lo que puede mejorarse para otra ocasión, que dejara por escrito sus inquietudes etc etc. Entiendo que haya maestros que lo lleven a cabo ( yo de momento no he llegado a este nivel de madurez profesional) pero si, que me gusta, mientras voy recogiendo mis pertenencias, o mi lugar de trabajo, reflexionar en caliente sobre lo acontecido durante todo el día en la escuela, no irme fuera donde me espera otra vorágine social y desprenderme de todos los pensamientos. 

Programación: Aunque los maestros tenemos nuestra programación supuestamente hecha, no deja de ser cierto que muchas veces esta resulta alterada por acontecimientos que pueden ser impredecibles, que hacen que se altere esa programación para el día de mañana. No estaría mal que dedicaramos cinco minutos para reprogramar o para preparar lo que nos espera al día siguiente. 

Agenda: Y es que quien más quien menos después de su tarea escolar le espera otra no menos importante que le llevará a recorrer el espacio tiempo durante el resto del día. No sería bueno antes de entomarlo, saber a qué nos enfrentamos? anotar mentalmente las citas que tenemos y preparar nuestro cuerpo y sobretodo nuestra mente para ello. Las pulsaciones con los que uno acaba la clase muchas veces requieren ser devueltas a un ritmo normal, necesitamos un respiro en forma de sosiego o relax. 

Hasta mañana: Quizás el motivo más sencillo de hacer, pero el que se me antoja más vital: Compartimos vida nos guste más o nos guste menos, con más personas durante nuestra estancia en la escuela diaria: Sobretodo alumnos, pero también maestros y compañeros del PAS, unos que nos provocan más afinidad que otros, pero a la postre conviven con nosotros muchas horas al día. Por lo que entiendo que puede ser una buena manera de fomentar esa convivencia despedirse de algunos de ellos (no creo que sea necesario despedirse de todos) pero sí, de los que encuentras por el camino, o de dedicar unos minutos a compartir con alguien tus inquietudes, tus preocupaciones o tus seños, dicho de otra manera de bromear sobre la vida escolar o la vida en general. 

Ya sé que algunos de vosotros encontraréis estos motivos deficientes o innecesarios, ya sé que algunos me diréis que ya hacemos suficente y  que además ya hay días que nos hemos de quedar por reuniones o demás, ya sé que hay excelentes maestros  que no los necesitan porque ya tienen espacio para ello, pero que quereis que os diga, a mi personalmente me gusta “perder” mis diez minutos y no salir a la hora en punto. 
Además debe ser que a ciertas edades uno no puede salir del colegio a la hora en punto porque se ve con la necesidad imperiosa de pasar por el baño….

8 comentarios:

  1. Hola Joan!
    No sé si soy una maestra más joven que tu (tengo casi 42, aunque hace menos de diez años que soy docente). Pero he descubierto que pertenecemos al mismo club, el de los "maestros imperfectos". Creo que en ese club hay más docentes de los que están dispuestos a reconocerlo. Así que no estamos sólos: somos muchos los incapaces de recoger todo, apuntar en nuestra agenda, reprogramar, y atender correctamente a nuestros alumnos antes de las cinco en punto. Y mira que lo intento! Esa sea quizás nuestra mejor virtud: que jamás dejamos de intentarlo. Que siempre estamos en "formación". Fue ésta una de las principales razones por las que elegí dedicarme a esto. Y por amor a las nuevas generaciones, a aquellos que sostendrán el futuro. Ahí estamos. Cuídate, Joan!

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    1. ¡Hola Imma!
      Gracias por pasarte por mi bloc. Somos de la misma quinta, igual edad pero yo con algunos años más de experiencia en estos mundos de la educación.
      Estoy muy de acuerdo con lo que dices, un maestro lleva en la mochila la necesidad de formación continua (que requiere una revisión urgente) y un protagonismo indiscutible en la formación de las personas del futuro.
      Nos vemos por aquí

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  2. Me apunto al club. Admiro aquell@s que pueden salir con sus alumn@s, en mi caso los acompaño a la puerta y me subo al aula para enderezar mesas ordenar algún material, apagar la PDI y..... pero lo mejor es que mucha gente piensa que a las cinco los maestr@s ya han acabado todo y lo que te llevas para casa, deberes para corregir el libro para el pequeño repaso, preparar o concertar alguna cosita y como tu dices la familia... me encanta mi trabajo, lo hago con mucho cariño y pienso que lo que necesitamos es la jornada continuada para que alumn@s y maestr@s podamos hacer todo lo que nos gusta y no pasar las noches en vela. Un beso a tod@s.

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    1. Hola Eva!
      Gracias por el comentario y bienvenida al club!
      La concepción que tiene la sociedad del papel y el trabajo de los maestros es uno de los motivos que hacen que la educación no avanze en nuestro pais.
      Sobre la jornada continuada pienso que es un tema que requiere mucho debate y falta una conciliación que ha d evenir de todos los estamentos de la sociedad.
      Nos vemos por aquí!

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  3. Yo también soy maestra, llevo solamente dos años y medio ejerciendo. Yo también soy del club de los imperfectos, aún así muchos días tengo que salir sí o sí a las 5 en punto. Desgraciadamente cuando empiezas a trabajar en esta profesión muy a menudo no es a jornada completa, por lo que quiere decir que para llegar dignamente a final de mes y progresar un poco en la vida familiar tengo que trabajar dando extraescolares y clases de refuerzo escolar. Así que casi cada día a las 5 tengo la obligación de haber recogido mis cosas y haber dejado la clase de una forma digna porqué a las 5 y 5 me estan esperando en otro centro y tengo que ir corriendo. Eso sí, siempre con la libreta de la programación y a veces la de evaluación encima, porqué cuando llego a mi casa sobre las 8 pasadas normalmente, reviso programación y adapto lo que haga falta o acabo de anotarme observaciones de evaluación... Un único día en semana puedo recoger tranquilamente porqué no me espera nadie y es el día que queda la clase totalmente impoluta.
    Así que a veces esta prisa es por pura necesidad

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    1. Hola Mireia!
      Gracias por pasarte por aquí. Evidentemente siempre hay motivos de peso como para tenerse que ir a las cinco. Entiendo que estás empezando ya que el ritmo que soportas, yo no sé si podría. Espero que puedas en un futuro no muy lejano ejercer tu tarea con menos prisas.
      Nos vemos por aquí

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  4. Yo pensaba y hacía lo mismo hasta que nació mi hija. Volveré a las andadas cuando crezca y no necesite mis cuidados y atenciones.
    Un saludo.

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    1. Hola Laura!
      Sim, ya sois varias personas que me habeis dicho que el tema familiar(niños pequeños) hace que muchas veces nos veamos con la "obligación" de salir a las cinco en punto.
      Y tienes razón yo lo he vivido y ha sido así durante dos años.
      Siempre hay motivos que pasan por encima de todo y este es uno.
      Gracias por pasarte por aquí.

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