En esos días grises

BY joan No comments

En los días grises, (entiéndase día gris en la medida que el lector quiera: meteorológicamente o emocionalmente hablando) me apetece escuchar Joaquin Sabina. 
Hoy al ser un día de estos, he escuchado la canción más de cien mentiras:



    Y este día gris, me ha parecido menos gris, al escuchar la canción, porque entiendo que me sobran los motivos para ver rayos de sol a mi alrededor. Ahora que pronto se cumplirán dos meses desde que volvimos a pisar terreno escolar, ahora que se cumplirán dos meses de mi nuevo cargo directivo, permitidme que empiece a hacer mención de lo que va sucediendo en el devenir de los días. De pocas cosas estoy orgulloso de lo que he hecho desde que ha empezado el curso, de pocas cosas puedo sacar pecho. De pocas cosas que me había propuesto hacer, hasta ahora las he hecho o han salido la luz. ¿los motivos? algunos dejarme que los explique algún día, y los otros permitidme que me los guarde para “petit comité”.
Pero lo cierto es que si que hay motivos para la esperanza, y hoy me apetece hablar de uno de ellos: Entiendo la tarea de jefe de estudios pedagógico como aquella persona que entre otras muchas tareas (algunas muy discutibles…) tiene la tarea de (¡ojo a los verbos que vienen a continuación!) Promover, impulsar, animar, acompañar, coordinar… los diferentes proyectos que se van llevando a cabo en la escuela por diferentes profesores, ciclos, departamentos, comisiones etc etc.

 Entre los diferentes proyectos que tenemos en la escuela, hay uno del que siento especial predilección, estima o cariño, por lo que fue, por lo que es, y sobretodo porque encuentro que tiene especial sentido en la sociedad actual y que a la vez para el alumnado supone una inyección de aprendizaje en valores impresionante a la vez que lleva consigo un bagaje de conocimientos. Estoy hablando del aprendizaje y servicio. Los que visitáis este blog, sabréis que no es la primera entrada que hago al respecto (http://blocdejoanmoya.blogspot.com.es/2016/09/educar-con-sentido.html

Muchos proyectos, actividades etc, que se hacen en la escuela, el tiempo es un feroz enemigo que impide que estos proyectos, se redacten como es debido, que se reflexione por escrito sobre todo el trabajo que conllevan y que este escrito sirva de referencia, de reflexión y de evaluación. Actualmente tenemos dos proyectos siguiendo esta metodología del aprendizaje y servicio: Uno a nivel interno de centro: “Padrins i fillols” (donde los más grandes de la escuela ayudan a los más pequeños en diferentes tareas). Y otro a nivel externo: L’amistat no té edat. (Los alumnos de quinto y sexto hacen actividades con los abuelos y abuelas de un centro de día cercano)

Pues bien, este primer mes me marqué como objetivo, hacer la redacción de uno de estos proyectos, recopilando toda la información de las muchas actividades que se hacen, con sus objetivos de servicio y aprendizaje, intenté poner por escrito y siguiendo unas pautas todo el enorme trabajo que profesorado y alumnos realizan cada curso. Gracias a la ayuda de una gran profesional y mejor amiga, hemos conseguido redactar el documento del proyecto que hacemos con el centro de día. Un documento que lo considero mártir, un documento que nos ha de servir para realizar algo que el tiempo (otra vez, ese feroz enemigo) nos impide muchas veces hacer cuando se acaba el curso, o se acaban proyectos: reunirse en una mesa (y si es redonda mejor) todos los protagonistas implicados en ese proyecto y hacer su revisión, dialogar sobre aquello que nos ha gustado o no nos ha gustado o que valoramos que no acarrea un especial espacio significativo para el alumno. Modificar, suprimir, añadir, evaluar… y sobretodo brindar, brindar porque seguro que ese brindis trae consigo un reconocimiento al trabajo realizado.

Espero que este primer proyecto pedagógico no sea el último, espero que este nuevo camino que tengo ante mí, este nuevo reto, me deje llegar a nuevos destinos, espero poder contagiar y contagiarme de ilusión, espero poder contar con compañeros de viaje. Tengo la gran suerte de contar con enormes profesionales que dedican esfuerzo a hacer de este pequeño micromundo que es la escuela, un lugar mejor.

 Más de cien palabras, más de cien motivos 
 Para no cortarse de un tajo las venas,
 Más de cien pupilas donde vernos vivos,
 Más de cien mentiras que valen la pena.

 PD: quien tenga oídos que oiga


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